Tango Tanimura y los chasen de Takayama – 高山の茶筅

La barilla tradicional que se utiliza para preparar el té matcha se llama chasen (茶筅). Fue inventado en Takayama, un pequeño pueblo de montaña en la prefectura de Nara, ¡hace unos 500 años! Aún hoy en día, Takayama cuenta con el 99 % de la fabricación artesanal de los chasen hechos en Japón; y la razón de ello es que cada familia se aseguró de mantener en secreto su método de elaboración a lo largo de los siglos. El pasado 1 de febrero, la Japan House de Londres organizó un seminario web sobre los chasen de Takayama, presenciado por un orador muy importante: Tanimura Tango, artesano de chasen de 20a generación de Takayama. Tanimura-san enseñó muy amablemente su taller a los participantes e incluso parte del proceso de elaboración de un chasen en directo, al mismo tiempo que explicaba la historia de esta herramienta tan particular.

Se cree que el chasen fue inventado en Takayama hace 500 años. Antes, se solía utilizar una barilla de bambú similar, de origen chino, llamado “sasara”. El sasara es parecido al chasen, pero no consigue hacer espuma en el té. La característica más distintiva del chasen en comparación con el sasara, son las puntas de las astillas: en el chasen, las externas miran hacia adentro mientras que las internas miran hacia afuera.

Tango Tanimura y un ejemplo de sus barillas de bambú

Tanimura-san también explicó que el bambú utilizado suele ser de una variedad específica, llamada “hachiku”. Este tipo de bambú crece muy recto, es duro y muy fibroso: es perfecto para los chasen. El bambú se corta en invierno y se cuece al vapor en un horno especial.

Después de 10 minutos de cocción al vapor, el aceite del bambú sale y el bambú se queda más limpio.

Solo entonces, se seca a la luz del sol. El proceso de secado se hace entre enero y marzo, cuando el sol aún es templado y no llueve con frecuencia.

En Takayama, durante la temporada de secado del bambú, esta es una vista muy común.
Después de un mes de secado, el bambú cambia de color: de su verde original, se vuelve casi blanco.

Durante el webinar, Tanimura-san enseñó un dibujo muy antiguo: muy valioso, ya que tradicionalmente la fabricación se mantuvo en secreto dentro de la familia de fabricantes de chasen – e incluso dentro de la familia, solo uno de los hijos podía heredar el método. En los viejos tiempos, la gente de Takayama estaba preocupada de que otras regiones se hicieran con la producción artesanal de los chasen; por ello se mantuvo el secreto de manera tan estricta. Y esa es probablemente la razón por la cual, incluso hoy en día, los chasen japoneses hechos a mano prácticamente solo se fabrican en Takayama. Hoy en día, el proceso de hacer un chasen en la familia Tanimura sigue siendo el mismo que hace muchos años.

Tango Tanimura enseñando un antiguo dibujo familiar para la creación de los chasen.

Los participantes al webinar asistieron en directo a la primera fase de la creación de un chasen. Primero, se quita la piel de la primera mitad superior de la pieza de bambú, ya que la piel del bambú es muy dura y afectaría la forma en que se dobla. Si un chasen está bien hecho, al sacudirlo, las astillas también se mueven. Tanimura-san utilizó un cuchillo grande para partir el bambú desde la parte superior; primero lo divide en 16 partes, asegurándose no llegar a la cabeza. Explicó que la humedad es un factor importante durante este paso, tanto en el bambú como dentro de la habitación donde se lleva a cabo el trabajo. Después, el cuchillo se pasa dentro y fuera por cada sección y el bambú se dobla a la misma altura en todas las secciones. El artesano tiene que ser cuidadoso, tirar demasiado rompería la pieza: esto solo se puede hacer con bambú, con ningún otro material, porque el bambú es muy fibroso y flexible. Luego, se quita la capa interior del bambú. El segundo proceso de fabricación de chasen se llama “Koari” y consiste en dividir aún más la barilla en un número deseado de astillas. Ahora es tiempo de sumergir el chasen en agua caliente para ablandar las astillas. El tercer proceso se llama “Hajikazuri” y consiste en rasurar las astillas para dejarlas aún más finas. El grosor ideal lo mide el artesano con las yemas de sus dedos: este grosor es lo que realmente distingue un chasen: no puede ser demasiado grueso ni demasiado fino; un chasen será muy flexible solo si las astillas son suficientemente finas. Durante el último proceso, llamado “Mentori”, se quita la esquina de cada astilla exterior para hacerlas aún más flexibles. La excepción son los chasen que se van a utilizar para “koicha” (té espeso), donde la capa exterior de las astillas se deja más ancha, para que sean más fuertes y duraderas.

Foto de unos chasen en proceso de fabricación, tomada por nuestra presidenta Simona en el Museo del Jardín de Bambú de Takayama

Ahora viene el momento de colocar el hilo: esta parte de la elaboración solían hacerla tradicionalmente las mujeres. Se teje un hilo en la base de los dientes para extenderlos; el hilo siempre solía ser de color negro, pero recientemente se han puesto de moda hilos más coloridos. A estas alturas, el chasen se podría por fin utilizar para batir el matcha. Sin embargo, el artesano le quiere dar los toques finales: los bordes de las astillas se curvan y se disponen de manera más bonita; también se ajustan para que se doblen de mejor manera.

“Nos aseguramos de que todo sea perfecto para el cliente: este es el orgullo que tenemos como artesanos” – Tanimura-san

¡Qué trabajo tan increíble y laborioso! Quizás la próxima vez que preparemos un matcha, deberíamos recordar cuánto trabajo y pasión se necesita para hacer esa pequeña barilla de bambú.

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